8 mayo, 2018

Decálogo para que tanto la madre y el hijo sonrían

El arte de vivir

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Por María Fernanda Riveros Jiménez (Psicóloga)

Cada individuo desempeña una serie de roles o papeles, que se definen como “un conjunto de normas sociales integradas. Se espera de una persona que realiza un papel que se comporte de manera particular y que presente ciertas cualidades” (Bee, H. y Mitchell, S., 1987). Tanto la mujer como la familia piensan que es propio de ellas enseñar a los hijos normas de comportamiento, organización y aseo; esta tarea se considera una de las principales funciones de la familia. De igual manera creen que la mujer recibió de sus padres, en especial de su madre, los valores, actitudes, comportamientos y normas que hacen parte del ser social; ella hace lo propio con sus hijos al transmitirles de generación en generación los modelos de hombres y mujeres.

La mamá es el modelo adecuado para construir relaciones futuras, el que no puede establecer relaciones profundas, tiene problemas con la figura materna. De las madres depende que su hijo tenga buenos sentimientos, sea frágil y receptivo, por su parte el padre aporta Inteligencia, fuerza y acción. La figura materna debe ofrecer al niño un conjunto equilibrado de comportamientos complementarios, de asistencia, comportamiento protector que le dé seguridad, que lo anime a explorar y que el niño pueda aprender sin miedo, del buen manejo de éstos se desarrolla en el niño seguridad o inseguridad. (Fundación Kyrios, Afectividad y Sexualidad 2017).

Si la madre trata mal a su hijo, el niño no podrá generar un vínculo afectivo, porque ya no confiará en ella, porque el niño ya no estará seguro de sus verdaderos sentimientos (me maltrata, no le importo, no me cuida, etc) entonces el niño formará un modelo negativo. Si el niño recibió patadas, dará patadas cuando sea adulto.

Entonces un niño, una niña que tiene internalizado un modelo de figura materna, paterna, inadecuado, cuando llegue al matrimonio no se casará por amor, sino que lo hará por razones sociales, hormonales, pasionales, pero no va a crear un vínculo y cuando se presente la menor discrepancia entre ellos, el modelo operante de su relación con mamá, el esposo le dirá: “Ya no quiero nada contigo”….

Es por eso, que es de vital importancia que las madres y padres reconozcan su inmenso valor dentro del hogar, sus funciones, su rol, el aporte diario que ofrecen a sus hijos, formará su integridad, personalidad, valores, principios y moral.

A continuación relaciono 10 normas que favorecerán positivamente la relación entre madre e hijo, permitiéndoles ser muy felices.

  1. Predica con tu ejemplo:

Sonríe, muéstrate de buen humor, disfruta su tiempo libre y sus vacaciones, piensa en voz alta de forma sensata.

  1. Ayuda a tu hijo a divertirse y sentirse bien:

Programa actividades agradables y divertidas, invita a casa a los amigos de tu hijo, sorpréndele con planes novedosos y atractivos, destaca sus logros, ten en cuenta sus preferencias.

  1. Promueve la armonía familiar:

Manifiéstale tu cariño de palabras y con hechos, fomenta la comunicación familiar, evita las disputas en su presencia.

  1. Ahórrale sufrimientos innecesarios:

Cuida su salud (Vacunas, higiene, hábitos de sueño, alimentación) prepáralo para situaciones estresantes (muerte de un ser querido, inicio de un nuevo curso).

  1. Edúcalo con afecto y coherencia:

Actúa de común acuerdo con tu pareja, fija normas de conducta razonables y exígele su cumplimiento, se comprensivo y flexible.

  1. Potencia sus cualidades, aficiones y hobbies:

Inscríbelo en un gimnasio, despierta su interés por la música, la lectura, la pintura, el cine, el teatro, las manualidades, anímalo a probar experiencias enriquecedoras (nuevos sabores, deportes, juegos).

  1. Entrénalo para tolerar la frustración:

No accedas a sus demandas irracionales, ignora sus rabietas, enséñale a respetar su turno, propicia espacios y actividades para que comparta sus juguetes y pertenencias.

  1. Hazlo responsable, no culpable:

Valora su esfuerzo (su estudio, su trabajo), no sus resultados. Fíjale objetivos realistas y felicítalo por alcanzarlos.

  1. Moldea un estilo cognitivo – racional:

Evita etiquetarlo, conversa con él, debate sus ideas y creencias irracionales.

  1. Fortalece su autonomía:

Enséñale destrezas básicas de acuerdo a su nivel de desarrollo (asearse, vestirse, cocinar, administrar el dinero, etc), dale la oportunidad de que practique, ayúdale todo lo necesario, pero no le resuelvas sus problemas.