3 abril, 2018

El Proceso de Sanación

El arte de vivir

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Toda sanación es un proceso, una serie de pasos que toman tiempo y requieren esfuerzo. Si los problemas que tenemos tomaron años en generarse y cristalizar, ¿por qué esa tendencia a esperar que se resuelvan ya? ¿Por qué esperar el milagrito o la pildorita que despeje inmediatamente, sin esfuerzo alguno de nuestra parte, la duda, el sufrimiento o la molestia física?

Porque uno de los mensajes más usados por esta sociedad materialista de consumo es la cura o satisfacción superficial o el alivio del síntoma al adquirir algo exterior a nosotros que nos hará sentir bien y resolverá todos los problemas. Esta falacia permite que sigamos en el pozo de nuestro sufrimiento con los lastres del miedo a lo desconocido y de la falta de autoestima y creencia en nuestro propio poder de cambiar y sanarnos.

El primer paso de la sanación es darse cuenta que algo está mal. Cuando nos damos cuenta, existe una tendencia natural a echar la culpa de nuestro mal a algo exterior y/o esperar que el remedio venga, mágicamente, desde afuera. Nos quedamos culpando o esperando hasta que la desesperación de lo no resuelto nos hace mirar hacia adentro.

El segundo paso es el reconocimiento de que el problema lo hemos causado nosotros con nuestra falta de conciencia o comportamiento indebido. Ahí nos damos cuenta que hemos perdido el control de la situación o hemos cedido el poder que podríamos haber usado para hacer la situación favorable a nosotros. En este momento existe una tendencia natural a deprimirse y no sentirse capaz de recuperar ese poder.

El tercer paso es la aceptación consciente y sin recriminación de nuestra falta que trae consigo el deseo de recuperar el poder.

El cuarto paso es el proceso de ganar momento en la lucha para superar el comportamiento que nos hace actuar en contra de lo que queremos. Paso a paso estas consciente de él, a veces lo vences, otras veces te vence. Pero mientras queden vestigios de lo que causaba el sufrimiento, tu conciencia aún no se libera. Es como el electrón que mientras no tiene suficiente energía  no salta al siguiente nivel y después de ganar suficiente de pronto salta y todo se resuelve. Durante este proceso que dura lo que se necesita, surge naturalmente la impaciencia, la frustración, el desánimo y la desesperanza.

El quinto paso es la descarga. Cuando finalmente se salta, se produce una descarga que se manifiesta física o emocionalmente; este es el último estertor del hábito negativo.

El sexto paso es fluir en ese nuevo estado del ser donde gozamos y sentimos que la experiencia recién vivida tenía un sentido más profundo. Sentimos que el universo es luminoso y lleno de bondad y sentimos el poder y la sabiduría que tenemos dentro.

En el séptimo paso comenzamos a actuar con el hábito positivo incorporado, lo compartimos con los demás, lo enseñamos cuando nos damos cuenta que otros están pasando por ese mismo proceso que superamos. Y al hacer todo esto nos comenzamos a dar cuenta que cometemos errores, que hay algo más en lo que debemos trabajar.

El proceso total puede tardarse momentos, días, meses, hasta años dependiendo de la programación negativa [los samskaras o tendencias inconscientes que traemos de otras vidas que son las más fuertes y en cierta manera son las que fijan los desafíos menores que vamos formando con nuestra experiencia] y normalmente llevamos varios procesos al mismo tiempo en diferentes etapas.

Lo más importante es saber que todo es parte del juego de la vida y que siempre podremos superar el desafío ya que Dios nunca envía uno que no seamos capaces de enfrentar en aquel momento que llega. Los miedos son proyecciones, imaginaciones o suposiciones de lo que podría pasar en un estado sin fe en el sentido sagrado profundo de la vida.

El articulo fue tomado del arte sagrado de vivir basado en las enseñanzas de Yogui Bhajan