8 abril, 2018

Estrés, salud y sanación

El arte de vivir

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El estrés forma parte de nuestra respuesta a cualquier estímulo o desafío y es una fuerza positiva ya que nos ayuda en los procesos de acción, ímpetu y motivación. Sin embargo, al vivir en una época de incertidumbre física y emocional, de cambios rápidos e intensos en creencias, mensajes y actividades, somos objeto de persistentes e implacables presiones internas y externas con el objeto de sentir, vivir, adaptarnos, competir, conseguir la excelencia y seguir siempre adelante. El estrés, si no lo sabemos manejar se vuelve entonces constante y crónico, sin darnos la posibilidad de una relajación integral que nos armonice.

Este estado crónico afectara nuestro rendimiento y capacidad de comunicación con los demás, quebrantara nuestra salud, la calidad de nuestra vida y por sobré todo nos quitara la felicidad y el gozo de la existencia. Todos los agentes que nos producen estrés tienen una base en común, generan en nosotros resistencia, resistencia física, emocional, mental y espiritual. Y en todos ellos se produce un común denominador, el sentirse sin control sobre la realidad personal. No podremos controlarlos todos y deberemos tener claridad y energía para enfrentar los que no podamos dominar. Pero la mayoría si puede neutralizar se con cambios de actitudes y de hábitos de vida. En la mayoría de ellos hemos cedido el poder, hemos cedido el poder al pasado, a otra persona, a nuestros pensamientos negativos, miedos o limitaciones, a las circunstancias o todo a lo que culpamos y recuperarlo hará la diferencia entre una vida infeliz o feliz.

El cuerpo físico no distingue si el estresor (agente que dispara la reacción del estrés) es real o imaginario. Creencias negativas disparan pensamientos negativos que en la dimensión pranica, bloquean el flujo. las glándulas y plexos nerviosos disparan a su vez hormonas , neurotransmisores e impulsos nerviosos que nos preparan para luchar o escapar. El énfasis se vierte en los sistemas corporales que tienen que ver con la respuesta externa: el sistema nervioso simpático (acelerador de las funciones corporales), órganos de los sentidos, sistema muscular y cardiovascular (los músculos se tensan, el ritmo del corazón y la presión arterial aumentan), el respiratorio (respiración acelerada para incorporar más oxígeno), hígado y páncreas (disponibilidad de azúcar). Decrecen en actividad los sistemas que tienen que ver con la respuesta interior (el núcleo del organismo), los sistemas nervioso parasimpático (freno de las funciones corporales y regeneración), el digestivo (no es prioridad digerir y asimilar los nutrientes), inmunológico (defenderse contra las enfermedades) y los sistemas desintoxicadores (hígado y riñones). Con el estrés crónico estas activaciones e inhibiciones se vuelven también crónicas disparando con el paso del tiempo todas las enfermedades que aquejan a nuestra civilización moderna.

Para ello, es necesario desarrollar una actitud activa para enfrentar los desafíos físicos, emocionales y mentales (que muchas veces nosotros mismos nos provocamos) acompañada de una actitud relajada (desapego, neutralidad, creencias positivas). Para ello necesitamos fortaleza física, vitalidad y una mente consciente. Con respecto a los dos primeros necesitamos desarrollar y mantener hábitos positivos de vida en cada aspecto de nuestras dimensiones físicas y energéticas: higiene, ejercicios, respiración, alimentación, buenos ambientes, hidroterapia y masajes. Con respecto al tercero necesitamos una disciplina diaria que purifique los contenidos de las dimensiones mentales y sutiles como la meditación, necesitamos el trabajo consciente sobre nuestras creencias negativas y tomar contacto con un conocimiento que nos enseñe a relacionarnos con los demás de una manera armoniosa en cada esfera de nuestra vida (pareja, familia, trabajo, comunidad) ya que el comportamiento inadecuado en ellas, nos produce mucho estrés emocional y mental.

FUENTE: El arte sagrado de vivir, basado en las enseñanzas de Yogui Bhajan